Una mano en alto nos hace retroceder en el tiempo cuando nos descoyuntábamos para que el profesor nos señalara para poder responder esa pregunta que nos sabíamos tan bien. Un brazo que a medida que pasaban los cursos se iba haciendo vaga o perdía fuerza. Y qué decir de ese brazo, generalmente de clases de tarde, que alzábamos cansados y manteníamos en pie gracias a la sujeción del otro brazo y a una postura reclinada de nuestro cuerpo sobre el pupitre...., esa mano alzada y que por unas cosas u otras, nunca era elegida por el tutor. En el programa de Inmersión del MEFP los alumnos de 6º de primaria siguen levantando la mano y eso, eso es de agradecer porque ¿qué mejor que tener alumnos curiosos y con ansia de aprender ?


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