La verdad que esta primera quincena de julio nos lo hemos pasado genial. A pesar de tormentas puntuales que nos hacían variar los horarios de alguna que otra actividad, todo ha salido bien. 

Ayer, último día, los sentimientos estaban encontrados. Por un lado la tristeza por dejar a los amigos que se ha hecho en el camp y por otro el reencuentro con los familiares. Emociona ver a los campers en esa situación en la que aparecen dos lazos de amor. 

De vuelta a casa se les pasará por la cabeza todo lo vivido y dentro, en su corazón, les quedará lo vivido que esperamos les sirva para creer.

Durante todos estos días haciéndoles fotos, les he visto cómo evolucionan, no sólo en su aprendizaje del idioma sino también en autonomía y gestión de sus emociones. Aquí os dejo las tres fotos que más me gustan, una de todo el grupo, otra de un baile con los profesores en la que lo importante no era tanto la coordinación sino el estar todos juntos y la última y la más emotiva, la de la fiesta de despedida.

Todo el equipo GMR esperamos que estos campers disfruten de lo que les queda de verano y en sus corazones lleven el grito de EO EO OE. 

¡Hasta pronto!


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